En esta serie de contenidos que venimos desarrollando en torno al Retorno a la Inversión como demostración máxima del valor del aprendizaje en el negocio, hemos revisado sus fundamentos, características, beneficios e incluso hemos revisado los mitos que se crean alrededor de este nivel de evaluación del impacto.
Lo cierto es que no solamente basta con desmitificar algunas ideas comunes para generalizar el uso de este indicador. Algunas personas formulan verdaderas objeciones con argumentos para evitar usarlo o para desacreditar sus resultados. Si bien es preferible una objeción sustentada con tesis y consideraciones a un mito mal informado, es necesario que las organizaciones se abran al uso intensivo de esta herramienta y por tanto procedo a mencionar y discutir algunas de las argumentaciones detrás de las objeciones más importantes que he encontrado a lo largo de mi desempeño profesional.
El ROI del aprendizaje no es una medida real en la medida que contiene estimaciones. Efectivamente. El ROI del aprendizaje no pretende ser un guarismo que brinde una medida estricta como la de la temperatura de un motor o el porcentaje de humedad en un ambiente. El ROI en aprendizaje tiene por objetivo demostrar que los beneficios económicos del aprendizaje acotados con una visión conservadora superan todos los costos posibles asociados considerados en las peores condiciones. Por tanto, no es racional utilizarlo de la misma manera como se consideran otros KPIs (Key Performance Indicators) operativos.
El cálculo del ROI del aprendizaje es complejo y costoso. Es correcto. El ROI es de todos los indicadores asociados a la valuación del aprendizaje el más oneroso, el que más tiempo toma y el más difícil de conseguir. Pero también es el que produce la información más útil y provechosa para el negocio. Sus resultados soportan a prueba de cualquier argumento el valor económico añadido del aprendizaje para el negocio. Por tanto, no debe usarse en cualquier curso o programa. Solo debe aplicarse en aquellas iniciativas de aprendizaje en los cuales su utilización sea costo efectiva, es decir en las que se justifique económicamente por sus altos costos, por su nivel de importancia, por la importancia de sus resultados, por las expectativas que tiene en la organización, etc.
El ROI del aprendizaje es una medida ex post facto y en ese sentido sus resultados son tardíos. Este argumento no es totalmente válido. Es decir, el ROI brinda información y describe el valor económico agregado por un programa anterior en el tiempo, pero hemos de señalar que también puede usarse como una herramienta de prospección en la medida que los costos de la iniciativa de aprendizaje son de fácil pronóstico y con un alto nivel de exactitud. Es decir, si podemos establecer con cierta precisión el denominador de la ecuación, lo que nos queda es determinar los beneficios futuros necesarios para alcanzar un resultado según los objetivos establecidos. Si lo que necesitamos es cubrir los costos, tendremos que definir resultados que nos permitan igualarlos. Si queremos un retorno similar a los que se obtienen en otros proyectos del negocio, digamos por ejemplo 15%, estará claro que los beneficios tendrán que ser superiores en esa cifra a los costos, 15%. Nos corresponderá asegurar ese nivel de desempeño en beneficios.
El ROI del aprendizaje no puede asimilarse al ROI financiero que se utiliza para la evaluación de proyectos. Este argumento es muy similar al primero. El ROI financiero que se usa en esos casos no tiene estimaciones ni en cuanto a sus costos ni en cuanto a sus beneficios. De la misma manera el ROI financiero no considera los peores escenarios en ninguno de esos dos componentes. Por tanto, efectivamente, no pueden asimilarse. Sin embargo, eso no quiere decir que el ROI de aprendizaje no sea un indicador valioso, ni que no demuestre valor agregado, ni que no permita la toma de decisiones. En último caso ése es precisamente sus objetivos principales: demostrar resultados y tomar decisiones a partir de las lecciones aprendidas. ¿Qué más podemos esperar?
El valor económico añadido del aprendizaje que indica el ROI no es real, esos fondos no se pueden encontrar en ninguna cuenta bancaria. Este fue un cuestionamiento por parte de un vicepresidente de finanzas cuando me encontraba presentando un estudio de ROI para un curso de liderazgo. “Yo veo los saldos de las cuentas de la empresa y no encuentro esos beneficios económicos que señalas en el estudio” me dijo. Los beneficios monetarios estaban centrados en la monetización de los resultados en dos indicadores claves del negocio: la reducción en la rotación y la disminución del costo de reposición de un colaborador nuevo. Es decir, si se reduce el número de personas que se retiran de la organización por culpa de un mal estilo de liderazgo y además si logramos impactar el costo de reponer un colaborador nuevo gracias a la reducción en su tiempo de adaptación al intensificar la participación directa del líder potenciando su rol de mentor, impactaremos con beneficios económicos concretos al negocio. Otra forma de decirlo: si multiplicamos el número de personas que se retiran por el costo de reposición, obtendremos el costo de la rotación (digamos cantidad por costo o QxP). Si reducimos el número de personas que renuncian (Q) y el costo de reponerlas (P), impactamos positivamente el costo de la rotación. Obviamente este resultado no se podrá identificar fácilmente en los saldos de las cuentas, pero nadie podrá discutir que se generaron menos gastos al reducirse el costo de la rotación. Eso sin mencionar la monetización de beneficios intangibles, como la motivación de los equipos, la no pérdida del conocimiento clave, el haber evitado una caída en los resultados al no tener períodos muertos por la adaptación de las personas, etc.
Si encuentras este tipo de objeciones en la alta dirección cuando pretendas utilizar o demostrar el retorno a la inversión, utiliza estos argumentos que te formulo en este artículo. Estoy seguro que te ayudarán a soportar su aporte y utilidad para el negocio. Lo importante es seguir trabajando por posicionar este enfoque y popularizar el uso de esta herramienta para lograr que el entrenamiento, la capacitación y la formación tengan el peso específico que la organización necesita.